Cabrones, hijos de mi último palo, fíjense que lotra vez cuando me puse hasta la madre de pedo (o sea hasta el culotote) me tomé unas fotos con unas rucas buenísimas, pero perdí la cámara y no las pude ver.
La otra noche, el Javier (pinche panzón de mierda, chinga tu madre) me dijo que él tenía mi cámara, que ya la handaba dejando en el techo de la troca y que por poco la hago mierda (¡ni que me la fuera a comer, ojete!) total que me la entregó y cuando me pongo a ver las rucas bien guenototas que me tiré... mejor vean la pendejada.
No mames... A la verga.
viernes, 22 de junio de 2007
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